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domingo, 30 de diciembre de 2012

Decepción en el II Concurso Fotografico del CFEME

Decepcionante.
Sólo así puede calificarse el resultado de la segunda edición del concurso fotográfico "Europa en un Click", organizado por el Movimiento Europeo Consejo Federal Español.
Decepcionante, sangrante, y con un enorme tufillo a tongo y mas a movimiento económico  que a movimiento europeo, de una asociación que dice no tener fines de lucro.

En este concurso fotográfico, y según rezan textualmente las bases en su segundo punto "El tema empleado sera libre dentro del marco de la temática europea", o dicho de otra forma, todas las imágenes presentadas, obligatoriamente deben de tener relación de una u otra forma, con Europa.

El primer premio de este concurso obtendrá un premio en metálico de 1500€ dentro de la categoría  "Fotografías con cámara", y 500€ dentro de la categoría "Fotografías hechas con móvil" , además de 6 segundos premios galardonados con 200€ cada uno.

La decepción ha venido de la mano de la organización y jurado cuando indican en su página de facebook que se hará publico el fallo del jurado con retraso según un escueto párrafo que dice literalmente
 "Lo siento chic@s, recibo un correo que sigue sin haber consenso entre los cuatro miembros del Jurado. Lo aplazamos a mañana, esperando que por fin salga esa fumata blanca."

Por otro lado, a día de hoy domingo 30  de Diciembre, todavía no se han dado a conocer los nombres que han compuesto el jurado que ha decidido otorgar los diferentes premios, ni el criterio y conocimientos que han desembocado en el fallo.

Lo peor de todo, lo mas decepcionante y triste, ha sido la publicación de las fotografías ganadoras que ni de lejos tienen relación o representatividad europea, algo que, como hemos indicado antes, exigían las bases del concurso:
 Primer premio cámara

Primer Premio Movil

Mas allá de la calidad técnica o artística de las fotografías galardonadas, su relación con Europa es nula, lo que ha despertado multitud de críticas entre los participantes, quienes ademas se quejan de las anomalías y fallos al enviar mediante un email de Google (gmail), sus archivos para el concurso, al estar el buzón lleno y recibir el consecuente mensaje automático de error.

Como guinda a este maltrecho pastel, la organización indica que uno de los segundos premios se ha declarado desierto, al no haber encontrado ninguna otra fotografía "a la altura" de los premiados, según reza otro comunicado en su pagina de Facebook: "El Jurado ha decidido -por unanimidad- dejar uno de los 6 segundos premios vacantes al no haber podido elegir una fotografía que estuviera a la altura de las finalistas y que respetase la temática del concurso: "Europa",
Semejante falta de respeto hacia el resto de los participantes, muchos de ellos con años de profesionalidad en la fotografía, solo ha hecho que aumentar el descontento general.
Han sido cientos, -quizás miles-, de imágenes (pues tampoco se ha facilitado el dato), las que han participado, 7 premiados saltándose las bases del concurso y para colmo no se entregan todos los premios alegando que el resto de los participantes son demasiado malos, no se indica quien ha formado parte del jurado ni qué criterios han utilizado en la selección (los indicados en las bases está claro que no han sido), dificultades técnicas para participar...

Muchos de los participantes se pregunta ahora qué es lo que harán constar en el informe que deberán de remitir a la institución central, razonando los motivos para elegir a los premiados.

Muchos de lso participantes, han tachado de "Timo" o "Todo vale" el resultado.
La organización inicialmente defendió su postura alegando en un unico comentario que "No hacen falta ver banderas para representar Europa.", algo que para nada ha calmado las iras de quienes veían todo esto como una inocentada.
Por otro lado, el montante económico utilizado para los premios (un total de 3200 euros, de los que un premio de 200€ no ha sido entregado), es algo de lo que la organización tampoco ha hecho mención. Seria interesante saber si esos fondos provienen de alguna subvención  o de afiliados particulares, para conocer con detalle el funcionamiento de esta organización sin animo de lucro.

Una organización que se suma a las muchas de una lista sospechosa de utilizar unos criterios alejados de lo que indican sus estatutos, debido principalmente a la falta de transparencia e información.

jueves, 6 de diciembre de 2012

La sala de espera de la unidad de reanimación

La sala es como cualquier otra sala de espera: Fria, anodina y desaprovechada.
Unas ventanas que dejan ver la parte interna de ese cuadrado compuesto por los cuatro edificios que forman el complejo hospitalario en el que me encontraba. Justo en medio de ese patio, la estructura monstruosa y metálica que alberga -posiblemente-, parte del mecanismo del aire acondicionado del edificio.

Ante mi, un pequeño y desconchado mueble de contrachapado que no va a juego con nada, pero que sirve para almacenar esos llamativos trajecillos desechables de color verde, que uno ha de ponerse antes de entrar en la unidad de reanimación, con la finalidad de no contaminar a los enfermos.
La habitación con forma de "L" tiene distribuidas junto a sus paredes varias butacas, algunas de ellas distintas entre si, y una pequeña mesita con revistas antiguas y manoseadas.

Estoy sentado en una de esas butacas incómodas muy atento a cada movimiento  que sucede en la puerta, a unos 3 metros a mi izquierda. En cualquier momento alguna enfermera comenzará a llamar  a un pequeño numero de personas, que podrán acceder a la sala de reanimación unos pocos minutos a comprobar que sus familiares continúan respirando, con o sin ayuda mecánica.

Delante de mi, cuatro hombres de entre 30 y 50 años charlan de forma demasiado distendida para mi gusto. No se les aprecia tan angustiados como a las tres mujeres que tengo a mi izquierda, alguna de ellas con los ojos llorosos.

Al fondo, dos chicos con un ordenador portátil juegan a algún juego donde el premio es matar a cuantos mas "enemigos" mejor.

Los sonidos electrónicos de los teléfonos móviles me ponen un poco mas nervioso. Yo tengo mi teléfono en modo vibración. Considero que es un pequeño gesto que contribuye a la tranquilidad necesaria en un lugar como ese donde, cualquier movimiento brusco de alguien con batín azul, puede provocar confusión y nerviosismo entre quienes esperamos noticias de nuestros familiares.
En mayor o menor medida, todas las personas que se encuentran en la sala de reanimación han sido intervenidos quirúrgicamente.
Algunos de ellos durante horas, muchas horas.
En mi caso algo mas de ocho horas tras las cuales un cirujano sin nombre ni apellidos nos facilitó una rápida y escueta -pero necesaria- información sobre como había discurrido dicha intervención.
Buenas y malas noticias casi siempre: "La intervención ha ido bien, pero nos hemos encontrado mas cosas que pueden ser -o no-, malas a corto -o lago- plazo", seria un resumen adecuado. Sosiego y desasosiego a partes iguales para mantener la tensión de quienes hace ocho horas que esperamos, durante cinco o seis horas mas.
La guinda de ese monologo casi siempre será "las próximas 5 horas son críticas para ver como se desarrolla la actividad cardíaca, respiratoria y renal, durante el despertar de la anestesia".
Odio la palabra "crisis" en todas sus afecciones. Y hoy la odio aún mas.

No me gusta esa sala. No me gusta que la gente hable tan alto. No me gusta tampoco el sonido de sus móviles  ni del juego de guerra del ordenador del chico del fondo.

De cuando en cuando alcanzo a escuchar las pequeñas alarmas en forma de repetitivos "Beeps" de las máquinas que monitorizan a los familiares de los que esperamos en esa sala. Cuando una de esas alarmas se escucha mas de dos o tres veces, se puede notar como un pequeño grupo de médicos y enfermeros se movilizan al otro lado de aquella puerta para estabilizar al enfermo y uno desea de forma egoísta y silenciosa, que el el familiar que ha tenido el problema sea el de cualquier otra persona de las que se encuentran allí.

En las series televisivas de hospital, todo se soluciona al grito de "Rápido: 10 miligramos de epinifrina", y todo vuelve a la normalidad. Si acaso fuese muy grave, a ese grito se añadirá el de "Rápido, un carro de paradas !!! Cargando...apartaos !! Chasss!! y a continuación el dulce sonido del ritmo cardíaco en forma de "beep...beep...beep...beep...". Y así de fácil se salva una vida, para a continuación dar paso a la publicidad de las rebajas de El corte Ingles.

En esta sala nada se parece a la realidad televisada de los jueves por la tarde. Aquí no hay ningún Vilches salvador, ni ningún House todopoderoso, y ni siquiera ningún conductor de ambulancia que alegre la vista.
Solo un montón de gente que habla demasiado alto, o llora tímidamente.

Un medico ha salido de la unidad de reanimación y ha preguntado por los familiares de una señora que he visto salir de quirófano hace 4 horas. Las tres mujeres que estaban a mi izquierda se levantan apresuradamente, como si tuviesen un resorte en el asiento. Se hace el silencio en la sala. Un silencio morboso, curioso y descortés que poco importa a los familiares de la señora. Una de esas tres mujeres me resulta muy conocida. Después me enteraré de que ha estudiado conmigo en primaria, hace mas de 20 años.
Apenas se escucha la exposición del facultativo, pero vistas las caras de los familiares, son muy malas noticias. Aquellas tres mujeres son informadas de que su madre, que se encuentra en la unidad de reanimación, está teniendo demasiadas dificultadas para recuperarse y, a lo sumo, en 4 o 5 horas morirá.

Unas lloran, otra pasa a despedirse de su madre, yo me quedo totalmente trastocado y no puedo evitar ponerme en su piel. Se me humedecen los ojos demasiado y me planteo la magnitud de mi reacción, si ante un anuncio ajeno he sufrido de esa forma.

De nuevo, de forma silenciosa y egoísta,  agradeces no estar en su piel, y al mismo tiempo tampoco deseas que ellas estén en su piel..
De repente te das cuenta que hace muchas horas que ni comes ni bebes, y aunque la máquina expendedora esta a tan solo 20 metros, no quieres separarte de aquella puerta por la que de momento solo has visto entrar malas noticias, ojos llorosos e indiferencia ajena. Es una mala puerta.

También te das cuenta de que necesitas huir a algún lugar donde nadie te vea para llorar un rato a gusto, pero te obligas a mantener la compostura ante las dos familiares que te acompañan. Ellas son mas frágiles. Y yo también, pero soy el único hombre del grupo. Los chicos no lloran. Lo dijo Miguel Bosé.

Mientras estamos cada uno de nosotros inmiscuidos en nuestras divagaciones, oímos nuestro apellido y una fuerza superior nos impulsa a ponernos en pie. Ahí comprendí ese resorte que mencionaba al principio.. Podemos pasar de dos en dos a visitar a nuestro enfermo. Somos tres, pero ya habíamos acordado el orden: Mi madre y yo unos minutos, y después me cambiaría por mi hermana de forma excepcional y aprovechando la amabilidad del personal, pues las visitas han de ser breves y únicamente dos personas, según las normas.
Entramos vestidos de verde. Él, -mi padre-, esta conectado a muchas maquinas, con muchos tubos. Mi madre le ha puesto la mano sobre la frente y él ha entreabierto los ojos, nos ha reconocido, pero no puede hablar. Tiene un tubo muy grande en la boca, para respirar. Ha hecho una mueca como sonriendo de forma casi imperceptible y se ha puesto a llorar.
Yo nunca le había visto llorar.
...

Un par de  minutos ha sido suficientes. Le cedo el turno a mi hermana y vuelvo a esa fría, anodina y desaprovechada sala de espera.