Una vez oí una frase, que decía algo así como "A veces, para percatarse de la magnitud de un problema, es necesario tomar distancia, para poder verlo con otra perspectiva".
Yo añado que "A veces, para percatarse de la existencia de un problema, es necesario reducir distancias, para poder simplemente...verlo".
Y es que estamos tan enfrascados en los grandes problemas de estado que se saca de la manga el gobierno de Rajoy para mantenernos ocupados y perpetuarse en el poder, que nos olvidamos de otros problemas que son quizás mas pequeños. Mas locales, mejor dicho.
Como por ejemplo, el que afecta a un puñado de vecinos del municipio de Bértola, a un par de kilómetros de Pontevedra.
Estos vecinos reclaman el cambio de ubicación de una subestación eléctrica que dotará de energía a un tramo del ave que discurre por ese lugar.
Solo eso.
Desde hace mucho tiempo, cada sábado, se manifiestan en los alrededores de los terrenos elegidos por Red Eléctrica de España y Adif para ubicar la mencionada subestación.
Podrían (y todavía pueden) seleccionar otra ubicación que no afecte a la salud de los vecinos de esta localidad. De hecho, en mas de una ocasión han prometido dialogo con los afectados, así como estudiar las propuestas de los que realmente conocen la zona, que no son otros que los que viven allí.
Pero cuando no es por que les viene mal, es por que les viene peor, los responsables de gestionar las obras de esa infraestructura dan largas, y juegan a su juego preferido: Agotar plazos. Y de paso, esperar a que los manifestantes se agoten de no obtener respuesta, y desistan.
Es el juego preferido de cualquier empresa, e incluso de la administración: Ignorar a todo el mundo para lograr su objetivo.
Después se quejarán de que, debido a la frustración -en el mejor de los casos-, o a la aparición de problemas de salud, relacionados con los enormes campos magnéticos que provoca una instalación de estas características, las instalaciones sufran algún tipo de sabotaje.
¿Qué hará falta para que empresas y gobiernos grandes y pequeños se den cuenta de una vez, de que la tierra es de quien la trabaja? Y de que el pueblo es quien manda. Siempre. En todos los ámbitos.
Un gobierno está ahí para gestionar los haberes del pueblo, según lo decida este.Y una empresa se crea para solventar la necesidad de un servicio que el pueblo requiere, pero siempre bajo las recomendaciones e indicaciones del pueblo, que además es quien va a pagar y utilizar el servicio.
Si el pueblo, como es este caso, decide que la ubicación de la subestación ha de ser otra mas lejana a zonas habitadas, para evitar perjuicios en la salud, no hay mas que decir. Hágasele caso.
Por que es que encima, para una infraestructura eléctrica como la que trata este artículo, no afecta en ningún aspecto técnico ni cualitativo una docena de kilómetros en cualquier otra dirección, teniendo en cuenta las gigantescas tensiones e intensidades a las que trabajará el circuito.
Por eso uno tiende a pensar que los motivos no son técnicos sino, como es habitual, económicos.
Quizás las expropiaciones o cesiones cumplen unas características mas interesantes para la empresa, o quizás la empresa se ahorra un dinero en impuestos, respecto a si realizase la obra en otras latitudes...
Sea cual sea el motivo, ha de cumplirse la voluntad de los vecinos, y no de un estudio en un despacho.
Por eso, desde este humilde rincón, damos todo nuestro apoyo a estos vecinos que llevan tanto tiempo luchando por lo que consideran justo, como justo es conservar y preservar la salud, por encima de los intereses de cualquier empresa, sea de lo que sea.
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