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miércoles, 2 de mayo de 2012

De Ilusiones

 ¿Te lo Leo? Dale al Play
¿Qué hay que hacer para ser uno de esos aventureros de documental del Discovery Max, que buscan la colisión de dos capas tectónicas que hace mas de mil ochocientos millones de años se convirtieron  en una masa continental que se ha fusionado creando una inmensa caldera, que una vez extinguida, ha creado una flamante península, y que permitió que los organismos unicelulares en sus aguas poco profundas se combinasen, dando lugar al oxigeno que fomentó la vida?

A menudo pienso que mi vida no es tan interesante. De hecho, estoy plenamente convencido que ese espíritu rebelde y soñador, con el que hace una docena de años pretendíamos cambiar el mundo se ha ido, no sé exactamente cuando, dando lugar a una vida...vulgar.

¿Qué ha ocurrido con esos sueños que pretendíamos alcanzar por encima de todas las cosas?

Quizás, un trabajo rutinario, aburrido y monótono de dos a diez, que básicamente consiste en picar dni´s y seleccionar casillas en una aplicación informática que no requiere pensar, en el ordenador de empresa, de mi cubículo de empresa, junto a los otros 750 cubículos, tengan algo que ver.

Quizás el que mi vida se haya convertido en una rutina que discurre entre conducir con ida y vuelta siempre por la misma carretera, escuchando a las mismas horas los mismos programas de radio, buscando siempre durante media hora el mismo lugar para aparcar, o, saber que nunca habrá el tiempo suficiente para realizar todas las tareas laborales que se exigen, en buena parte por la lentitud de la red de la empresa, o toparme siempre con los mismos fallos ajenos en los mismos informes, de los mismos compañeros incompetentes, tengan algo que ver.

Es posible que ya no tenga objetivos en la vida, frustrado al ver ese goteo de enchufismo a mi alrededor, viendo como los compañeros que menos se lo merecen, son los que mas lejos llegan, únicamente por tener al amigo adecuado en el cargo adecuado.

O por saber que los 52 fines de semana discurren inexorablemente de la misma forma, uno detrás de otro.

El haber dejado de hacer las cosas que te distraen o te apasionan, por que no son las que les distraen o les apasionan a los que te rodean, es otro granito de arena que se agrupará a la montaña emocional, bajo le que acabarás sepultado.

El esperar algo que nunca llega de los demás ha pasado de interés a impaciencia, y de impaciencia a desilusión.

El haber dejado de esperar a que alguna vez alguien te haga una fiesta sorpresa por tu cumpleaños, o el saber que todo el mundo regalará pensando en lo que se puede gastar, en vez de en lo que te haría ilusión...

Existen multitud de razones por las que se va perdiendo esa rebeldía con la que nacemos, y con la teníamos la intención de comernos el mundo.

Incluso las ilusiones se pierden con el paso del tiempo. Me refiero a esas ilusiones que a muy pocas personas les confiamos a lo largo de la vida. A medida que vas cumpliendo años, aunque no te guste, te vas conformando con lo que te ha tocado vivir. Si...te conviertes en un conformista y, un buen día, te levantas con una etiqueta. Como todos los demás.
Y eso solo contribuye a alejar mas esas ilusiones.

Pero lo que da la puntilla final a tus ilusiones es la falta de apoyo. El no encontrar a nadie que comparta tus ilusiones. El ver como todo el mundo se ampara en su derecho a la libertad de expresión para espetarte gilipolleces del tipo "no creo que lo consigas, es muy complicado, casi imposible, seria rarísimo que pudieses...pero vamos, que ojalá",  y tu te limitas a observar la falta de criterio y una mezcla de envidia y maldad es sus miradas, dejando de defender tus proyectos en voz alta, para pasar a defenderlos dentro de tu cabeza, llegando a la conclusión de que, nadie de los que tienes delante podrá entenderte nunca, por que sus vidas hace mucho tiempo que han sido etiquetadas y que, lo que es peor, no se han dado ni cuenta.

Ya nadie se alegra por los demás, por que sí. Todo el mundo espera poder sacar tajada a cambio de su sonrisa y su falso apoyo. Se ha perdido la capacidad de sorprender, de compartir ilusiones, de soñar...

Pero aquí todavía hay un adolescente que va camino de los cuarenta, que tiene un resquicio de esa ilusión que se ha menguado bastante, y que intentará, -aunque sea lo último que haga-, convertir su ilusión en una realidad. Una realidad a la que posiblemente le faltarán piezas. Una ilusión que le gustaría poder compartir con alguien a quien realmente le haga ilusión y no con alguien que le de igual, con tal de verme feliz, por que la felicidad parte de una ilusión compartida al 50%.

No se si conseguiré lo que quiero, pero no lo quiero para mi solo.
Eso no me hace ilusión.

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