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lunes, 5 de septiembre de 2011

De estrellas oscuras

...y no se trata esto de cuestiones relacionadas con la astronomía. Es algo mucho más cotidiano y aburrido. Es el resumen de la conclusión, de una patética historia, sin apenas ya importancia,  donde una estrella se ha convertido en un punto negro sobre un aun más negro firmamento, haciéndola no solo invisible y por tanto, inexistente, sino también particularmente y de forma subyacente, hueca.

Es la retorcida historia de la aun más retorcida vida, de quien ha dejado de brillar por méritos propios. De quien sólo brilla gracias al resplandor de las estrellas circundantes. De quien todavía se cree que puede volver a brillar, aunque, nada más lejos de la realidad.

Es, seguramente también la frustrada historia de quien solo tiene por objetivo limpiar su conciencia, aplicándose su propio cinismo. Escondiendo, cual avestruz, la cabeza bajo sus enormes gafas de sol, para que nadie pueda ver la verdad reflejándose en sus ojos.

Se trata sin lugar a dudas, del relato mas cutre sobre la vida de quien, creyéndose todavía brillante, no hace mas que rebozarse en su propia oscuridad, pretendiendo eso sí, glamour. Un glamour con mucha oscuridad.

También, -por que no decirlo-,  es la narración que describe almas vacías, intereses egoístas y que durante tanto tiempo ha conseguido engañar a todo el que pretendía bondad y buen hacer. Burlando intenciones ajenas de quienes la creían la más brillante. Los mismos que hoy, no sólo saben que no brilla, sino que además, tampoco les importa ese hecho.

Pero además, es la historia de quienes se preocuparon durante tantos y tantos años de que el brillo de esa estrella no se apagase, a pesar de los impactos meteóricos que había recibido.. De quienes cedían parte de su propia energía con todo el cariño y sin pedir nada a cambio,  para que esa estrella brillase cada día un poco más. Incluso de quienes han lustrado con todo el esmero que sus vidas y economías les permitían, cada rinconcillo de esa estrella para que, no sólo brillase, sino para que además se creyese su propio brillo.

Una historia sin éxito. Sin final feliz para nadie. Sin ganadores. Sin festejos ni celebraciones. Sin alegrías...

Pero esta historia insulsa y convulsa, ha servido para que quienes en su día pretendieron el brillo ajeno, hayan aprendido a brillar de forma autónoma sin deber nada a nadie, con la conciencia limpia, sin pena,  sin   -ya- dolor...y casi siempre, incluso, sin odio...sin sentimientos de ningún tipo.

Cuando el brillo de una estrella se apaga, nunca mas se puede volver a encender. Nunca. Y no podemos pretender hacer como que sigue ahí, poniendo un candil. Si sabemos que no brilla realmente, tan solo queda asimilarlo. Esa es tu tarea, estrella oscura.

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