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sábado, 22 de enero de 2011

De enemigos íntimos

Es grato, -mucho-, comprobar como en las estadísticas de las publicaciones, poco a poco va creciendo el número de visitas. Ese ego que se esconde en algún rincón de mi enmarañado cerebro, va creciendo también, aunque poco a poco.
A todos, muchas gracias. Faltaría más.
Y aunque es de recibo agradecer a todos los visitantes su tiempo y sus comentarios, me permitirán que esta entrada se la dedique, casi en exclusiva, a una parte bastante más reducida de quienes leen estas líneas:
Se trata de todos aquellos que, habiendo declarado formalmente su odio hacia mi ser, mis intenciones, mis opiniones, mi ética, mi moral, mi condición sexual o cualquier otra cuestión relacionada con mi persona, todavía siguen visitando la web.
Bueno, "todos aquellos" suena a una ingente cantidad de personas. Realmente tengo conocimiento de dos. Tres como mucho.
Y con "habiendo declarado..." es una conclusión a la que he llegado después de que me hubiesen retirado el saludo y mencionen que no tengo ética ni moral, y otros muchos comentarios bien nutridos en número, en la red social por excelencia, y en un hilo, -que ni siquiera era suyo-, pues oficialmente no se han dirigido nunca a mi para hacérmelo saber. Hasta hoy.

Yo les llamo cariñosamente "mis agitadores particulares", por que son capaces de sacarle punta a cualquier comentario de este blog, modificarlo lo necesario para verse protagonistas,  hacerlo suyo, y poder pasar una agradable tarde con sus amigos poniéndome a parir, entre café y café, intentando alcanzar tal nivel de autoconvencimiento de su odio hacia mi, que determinados especialistas calificarían de patología. Es divertido, por que siempre hay uno que te lo cuenta todo. En las mafias, les llaman “topos”.
Verdaderamente, es un  halago. Imagino que forma parte de la crítica a la que se somete todo aquel que osa publicar cualquier texto.

En cualquier caso, lamento la decepción, pero lo que yo escribo, lo hago basándome en mis propias creencias, ideologías experiencias y conclusiones. Como mucho, en lo que siento despues de que me hagan o digan algo. Sobre sentimientos. Sobre cosas que yo no veo correctas y critico, o envidio y alabo. No en vidas vacías ni anónimas. Y de hacerlo, lo indicaría claramente, como acérrimo enemigo de las ambigüedades que me declaro, y citando la fuente siempre que me refiera a una cita de cualquier índole.
Por eso, esta estrada se la voy a dedicar a ese agitador personal que ha tenido la indecencia de telefonearme este mediodía: Manuel.

Veras, ex - amigo Manuel;
Soy plenamente consciente, -y tú tienes estudios, deberías de entenderlo-,  de que el contenido de este blog, trata muchos temas en los que te puedes ver inmiscuido (o no), como la xenofobia, el machismo, el egoísmo, el odio o el rencor, la economía, el fraude en impuestos a la hacienda pública, la salud, el sobrepeso, los propósitos de fin de año, los viajes, el cine, la estadística y probabilidad, la crisis, la política local, los reyes magos, el mundo de la bicicleta… y un montón de sentimientos, aptitudes y actitudes, hobbies, costumbres, modas y manías más. Espero que no estés inmiscuido en todas, pero seguro que en alguna si. Igual que el resto de los mortales. Pero es fruto únicamente de mi fuero interno de ideas y conclusiones y, -efectivamente-, no todo el mundo tiene que estar de acuerdo con todo lo que yo opino.
De hecho, sería absurdo y bastante aburrido que en una reunión de amigos, todos se dedicasen a darse la razón los unos a los otros.

Más de una vez, -por ponerte un ejemplo-,  he hablado de los funcionarios, tachándolos de insolidarios, con el tema de la reducción salarial que han sufrido, comparándolos con quienes no llegamos ni a mil euros al mes y no tenemos opción de reducción, sino retirada definitiva del 100% del sueldo, llegado el caso. Pero todo aquel que tenga dos dedos de frente, sabrá cuando darse por aludido y cuando no, pero en cualquier caso, es un comentario sobre una cuestión publica. Y polémica también. Pero pública. Si te lo tomas como una afrenta personal, simplemente tienes un problema (que me la pela, dicho sea de paso).
Pero me consta que no todos los funcionarios se han dado por aludidos. Sólo uno: Tú. Y te puedo asegurar que hay algún otro que sigue este blog y que todavía me dirige la palabra. En cualquier caso, era sólo un punto de vista, -mi punto de vista-, en el que me reitero hasta las trancas. Ese comentario, -aceptaré barco como animal acuático-, me consta que en el grupo de bufones de quienes me odian, ha dado mucho juego. Lo entiendo. Es un tema bastante polémico.  Pero no te describe. Lamento informarte que no tienes la exclusividad como único funcionario sobre la faz de la tierra. Por que supongo que es por eso por lo que te has dado por aludido, y no por lo de “rata” o “egoísta”. ¿O sí…?

Pero la llamada telefónica que este personaje me ha realizado hoy, estaba relacionada con mi anterior entrada titulada “De hijoputas”.
Este ente, con el que me avergüenzo de compartir la cualidad de “ser humano”, me casigritaba y exigía por teléfono, con ese tonito chulesco y pseudo-amenazante que lo caracteriza cuando se cree más que quien tiene enfrente, una explicación de por qué hablaba sobre él, en esa entrada, mientras articulaba una pseudo-amenaza a golpe de “detrás de un teclado somos todos muy valientes”, entre otras lindezas.
Mi réplica consistió en un simple “no escribí sobre ti”, aunque no dejo de preguntarme en qué parte del post se dio por aludido. ¿En la de Hijo de puta? ¿En la de Ladrón? ¿La de defraudador de impuestos quizás? En cualquier caso, conozco su vehiculo, y no tiene un Ford Fiesta Rojo con alerón, como indicaba en otro de los supuestos de esa entrada. Le invité a no leerme para que su integridad intelectual, -sea la que sea-, se conserve intacta. Y el me replicó con un  grandioso “es que la gente me viene luego y me dice “oye, ¿Has visto lo que ha escrito Nochete sobre ti?””.
Menudos amigos tienes que te mienten diciendo que escribo sobre ti.
Pero ahí vi la luz: No se trataba de lo que yo piense sobre este espécimen. Ni siquiera de lo que él piense sobre mi o sobre mis escritos. Se trataba –y voy a ser sutil-, de algo tan simple como “el qué dirán”. Las apariencias que hay que guardar. La popularidad que pueda fluctuar… Qué pena. Por un momento, al principio de la conversación, creí que ese café al que me quería invitar era para hablar sobre nuestro enfado mutuo. Pero no: era para amenazarme, gritarme o las dos cosas. Menos mal que me negué, avocándolo a anticipar esas amenazas por teléfono.

Y fíjate, que, llegado el caso, podría ser igual de cínico que tu, cuando haces comentarios del tipo “ah…si te das por aludido, por algo será…”.
Pero si me refiriese a tí, amigo agitador, no utilizaría la palabra "insolidario". Utilizaría posiblemente la palabra "cutre", o "agarrado" o "rácano", o cualquier otra de las muchas con la que nos ilustra nuestro querido diccionario. No es el caso. Lo siento. Tampoco me preocupa, no te vallas a pensar, que te des o no por aludido.
Es que, siguiendo tu teoría de alusiones conspiranoicas, cuando en otra de mis anteriores entradas, titulada “Des-propositos de comienzo de año”, mencionaba varios ejemplos, como la tan habitual intención que casi todos los fumadores tenemos de dejar de fumar o la de meternos en el gimnasio para cultivarnos físicamente...también hablaría de ti. De hecho, así lo manifestaste aunque ahí hablaba…sí, de gordos. Pero de muchas más cosas. Pero tú te quedaste con el tema de los gordos. Y a mi no me pareció mal que hicieses ese comentario en Facebook, creo recordar algo así como  "que estás contento con los 30 o 40 kilos que te sobran" (no es literal, por que no presté mucha atención a la tontería) y aprovechabas la coyuntura para recomendarme un psicólogo, como en otras ocasiones habías hecho ya, mientras invitabas a todo aquel que te leyese, a continuar bebiendo  o/y fumando, pues de lo contrario podrían quedar tan "atorados" como un servidor.

De nuevo, un placer el ser leído y sobre todo, servir de tema tapete, aunque sea en un triste foro de una red social.  De todas formas, una vez más, era una reflexión. Sin más.
Veras, amigo agitador, y voy finalizando ya: Si yo tuviese que darme por aludido al mismo nivel que tú lo haces con mis escritos, cuando -por poner otro ejemplo de los que tanto me gusta abusar-,  tu señora mujer realiza comentarios, quizás más básicos o de menor intensidad, -no veo la diferencia-, del tipo “mariconadas las justas” entre grandes admiraciones y repetitivos "JAJAJAJAJA...", seguidos de risas y aplausas tuyos y del resto de los componentes bufonianos,  creyendo que por mi condición de homosexual, acabaré deprimido y humillado… esto podría parecerse a Puertohurraco. En cualquier caso, llega tarde. Hace 37 años que peleo con ese tipo de comentarios y "personas" (y con otras mucho peores). No es algo que me afecte significativamente. Pero no me doy por aludido. Por que entiendo que es desgraciadamente parte del vocabulario que todavía está vigente y que habrá que ir erradicando paulatinamente, a pesar de que sólo unos pocos retrógrados lo sigan utilizando aún.

Por eso, me permito el devolverte ese consejo que nunca te he pedido, y que tenias tan preparado antes de llamarme y que has colado con calzador, donde me recomendabas “vivir, pasar página, ser feliz y seguir mi camino”. Yo lo estoy haciendo. Eres tú quien está pendiente de lo que escribo, visitando la web cada poco (hay una cosa llamada monitor de estadísticas, que te indica entre otras cosas sistema operativo (incluidos los accesos desde el móvil), resolución de monitor (como la de ese mini-portatil que tienes, horas, fechas, tiempos de permanencia, desde donde has llegado a esta página, población, municipio, provincia, pais…en fin, que sé cuando vienes y cuando vas. No pasa nada. Por mi puedes quedarte y leerme (e incluso criticarme) cuanto quieras. Pero trata de ser un poco más coherente contigo mismo y con las críticas. Y ya de paso, un poco menos embaucador con quienes todavía te rodean. Y sobre todo, tranquilízate. Si vuelvo a escribir sobre ti, lo indicaré tan claramente como lo he hecho en esta entrada que te dedico solamente a ti, Manuel, con el permiso del resto de los lectores.

Es un placer el que me leas, y un honor el que entre todos me critiquéis. Pero hacedlo sobre el escrito, no sobre el escribiente. Es más sano e inteligente.

Ya lo decía Oscar Wilde: "Que hablen de uno es espantoso, pero hay algo peor: que no hablen"

3 comentarios:

  1. Llamadas telefónicas... críticas... Eso es bueno. Para que se vea arena, tiene que verse algo de cal. Un abrazo meu.

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  2. ¿Habrá segunda parte de esta entrada? Me ha enganchado la historia.

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  3. Aunque escribo sobre las cosas queme pasan, podria tocar los temas que no me pasan. Pero es un tema del que me quiero alejar, por desagradable y patético.

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