Contribuyentes

viernes, 7 de enero de 2011

De des-propósitos

Dejar de fumar. Como cada año por estas fechas. Nunca está demás intentarlo. Pero es muy triste pronunciar esas palabras cuando se sabe de antemano que, -otra vez más- se fracasará en el intento. Lo cual llena de banalidad la intención y la reduce a otro comentario en público para llamar un poquito la atención de quienes nos rodean. Está claro: cuando nuestros aquejamientos diarios ya no surten efecto, hay que decir que dejas de fumar para que todo el mundo esté pendiente de ti.
Yo soy más partidario de dejarlo, y cuando lo consiga, decirlo. Siempre he creído que es mejor sorprender que preocupar..

Sacarnos de encima los 30 o 40 kilos que nos sobran. Ir al endocrino, y meter mas caña en ese gimnasio por el que hace tiempo que pagamos, pero al que acudimos una o dos horas a la semana. De nuevo, un absurdo, fruto de quien no tiene la mas mínima intención de hacer apenas nada por modificar su "gran" situación.
Para eso, -como dicen los de fama-, hay que sudar varias horas todos los días durante muuuuchos meses. No ir a ducharse gratis al gimnasio y pedalear con el presor de la bici en su punto más bajo.

Ser mejores personas. Esto ya es más complicado. Se es buena persona de serie. Modificar el comportamiento,  no es una opción. No al menos a corto ni a medio plazo. El que es un cabrón, seguirá pensando como un cabrón casi toda su vida. Hasta que esa vida le de otra buena ostia. Mientras tanto, como mucho se puede interpretar un papel de tío guay, aunque no se llegue ni a chachi.

Ser más generosos, está directamente relacionado con lo anterior. No es compatible la generosidad con la hipocresía, la desvergüenza, la deslealtad, la sumisión, y, en general, cualquier actitud impositiva. Una buena obra sale sin más. No se premedita. Simplemente se hace. Y por lo general de forma totalmente anónima.

En general, las actitudes van unidas a las aptitudes. Uno es positivo, si puede serlo.
Se es agradable si te sale del alma serlo. Y generoso.
Ser, en general, esa buena persona que tanto envidiamos, no es algo que se pueda decidir chascando los dedos. Tiene que venir de muy atrás. De críos. Si toda la vida has sido un rata, a los 37 posiblemente sea demasiado tarde. Los que te conocen, ya saben que eres un rata y te seguirán queriendo con ese gran defecto, pero siempre alerta, por lo que pueda venir.
Los que no te conocen, cuando te frecuenten un poco huirán despavoridos, a no ser que seas lo suficientemente hábil como para engañarlos haciento uso de ese papel que tan bien entrenado tienes de "tío guay", aunque en el fondo tú sepas que no llegas ni a chachi.

Lo de ser más eficiente sin embargo, es cuestión de práctica. Uno puede ser más eficiente entrenando durante todas las horas que se pasa despierto.Lo que habitualmente se denomina "tener mil cosas en la cabeza", es únicamente el entrenamiento de los principiantes en la escuela de eficiencia. Cuando pases a segundo curso sabrás ordenar esas mil cosas, y te cabrán cuatro o cinco mil. Y me refiero a la eficiencia en todos los aspectos: En el aspecto laboral, domestico, afectivo, social, económico...
Lo malo de este entrenamiento es que, como a casi todo, puede dársele un buen o mal uso, dependiendo de nuestras intenciones, lo que nos lleva nuevamente al punto de las actitudes y las aptitudes.

En cualquier caso, y aunque tus propósitos sean realmene unos despropósitos, lo realmente importante es que los demás los vean cumplidos. Para que podamos actuar en consecuencia.

Feliz 2011

1 comentario: