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viernes, 5 de noviembre de 2010

De sueños

Me despierto y animosamente abro un ojo. Luego el otro. Me doy cuenta al instante de que he dormido muy bien. Encima, los rayos de sol se filtran por las rendijas de la persiana.  Todavía no ha sonado el despertador.
Una sensación me da a entender que es el preludio de un día magnífico.
Al contrario de lo que suele ser habitual, tengo ganas de levantarme, así que...me levanto.
Y me dedico más tiempo del habitual en la ducha.Me doy un homenaje. Realizo todas esas tareas que habitualmente dejo para  otro momento. Esos pelillos que sobran, esa crema que nunca me pongo, ese afeitado meticuloso, esa perilla bien recortada y alineada...

Para desayunar me premio con unas buenas tostadas, un buen colacao, y un zumo de naranja.
Los cafés con leche rápidos de siempre, ya son rutinarios.
Aprovecho para adelantar tareas domesticas.Ordenar objetos en las estanterías, iluminar la casa abriendo bien persinanas y ventanas, recogiendo las cortinas.
Siento que la luz me alimenta. Y me gusta.

Poco después, de camino al trabajo, voy muy por debajo del limite de velocidad. Me fijo en detalles que, en mi camino de los últimos casi 5 años, no me había fijado.
El color de aquella casa, la forma de aquel árbol, la fuente a la que nunca voy, el contraste del mar y el cielo...
Hasta aparcar me ha resultado sencillo hoy. Y casi casi delante de la puerta del trabajo. Apenas 4 minutos de caminata, que aprovecho para disfrutar de un cigarro y observar al resto de los viandantes.
Me gusta la sensación que siento. Siento que molo kilos.
Me siento wapo.

Y entro por la puerta de mi oficina. saludo a la vigilante de seguridad y le regalo la mejor de mis sonrisas, recordándole lo especialmente bien que le queda hoy  su uniforme de todos los días. De camino a mi cubículo me cruzo con 3 o cuatro compañeros a quienes saludo afanosamente con pequeños tópicos para hacer más llevadera la carga de trabajo.

Llego a mi puesto, y saludo a mis compañeros del turno de mañana.
Coqueteo ligeramente con uno que está especialmente bueno. otros, me ponen al día sobre las tareas realizadas, las no finalizadas que tendré que rematar y las de la tarde.
Entre nota y nota, nos preguntamos por nuestros respectivos fines de semana, nuestras parejas...
Hablamos un minuto sobre casas de turismo rural, sobre un par de contratos de unos clientes, acordamos nuestros dencasos de buen rollo, como siempre, y me siento delante de mi ordenador.
 La jornada laboral se me pasa de un tirón. Me gusta. Es agradable. La oficina es acogedora, los compañeros agradables y las tareas entretenidas. Así que, el quedarme casi 90 minutos mas de forma gratuita por encima de mi horario oficial, no me supone ningún esfuerzo.
Por la noche, de vuelta a casa, también me fijo en pequeños detalles, pues la luna llena lo ilumina todo. Ni siquiera me molesta la espera de 15 minutos del cruce de siempre a esas horas.
Llego a casa, me siento en el sofá antes de cenar, haciendo un repaso mental del día.
Ha sido magnifico.
De hecho, todos los dRRRRRRRRRRRRRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINNNNGNGGGGGGG ¡¡¡¡

¿El despertador?
¿Ya?
¿Ha sido un sueño?
Joder, otra vez mas a levantarse para ir a trabajar.
Y encima llueve. Cagontodoloquesemena...

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