El otro día mi amigo el psicótico, nos deleitaba con una interesante reflexión, que trataba sobre los datos y las estadísticas. Ese sistema en el que vivimos en el que absolutamente todo está inventariado, catalogado y etiquetado, donde no dejamos de ser un dato más entre otros muchos millones.
Días más tarde en mi trabajo, rodeado de bases de datos de clientes, se me paso por la cabeza no sólo esa reflexión, sino, la cantidad de números que conforman nuestras vidas, y sin los que no podemos vivir, practica , cómoda ni legalmente.
Los números de teléfono que nos permiten comunicarnos con casi todo el mundo. Nuestro número de teléfono. Nuestro número pin. El puk. El un-puk. El número de la seguridad social. El número de cuenta. El de la tarjeta de crédito con su número pin. El número de la tarjeta del videoclub. El número de "su turno" en la carnicería. El número de cliente de ese servicio que hemos contratado. El número de kilowatios que hemos consumido este mes. El número de kilómetros que hemos recorrido en el coche. El número de referencia de nuestras ruedas. Nuestro numero de pié. De pantalón. Nuestra talla.Nuestro peso.Nuestra edad. La hora. El día. El mes. El año. Nuestro número de canal preferido. La frecuencia de nuestra emisora de radio favorita. El número de memoria en la que la tenemos grabada. El número de habitación que nos ha tocado en ese hotel. El número de pulgadas de nuestro monitor. El número de fotos que hemos sacado. El tamaño de nuestro disco duro y de nuestra tarjeta de memoria. El número de llamadas realizadas y recibidas. El número de amigos que tenemos. El número de amigos que, gracias a dios, ya no tenemos. Las horas dormidas. El número de tolerancia de ese componente eléctrico. Las horas trabajadas. Las cotizadas. El dinero que nos hemos gastado y el que nos hemos ahorrado. El número de compromisos esta semana. El numerito que le hemos montado a aquel impresentable. El número de lotería de navidad que este año, seguro que me cae a mi. El número de cigarrillos fumados y regalados. El número de página en el que nos hemos quedado. El número de portal. De piso. El número de litros de agua consumidos. El número de litros de agua derrochados. El número de veces que hemos escuchado ese disco o visto esa película. El número de fila y asiento en el cine, en el tren, en el bus, en el avión. Los números de cada uno de los botones del mando a distancia, del ascensor. De portero automático. El número del programa de la lavadora. La temperatura de la calefacción. La declaración de hacienda. El número de comensales en la última cena. El número de Fibonacci. Los números primos. El número de bastidor. EL número de verificación. El número de veces que has tenido sexo esta semana.(Iba a decir "follado", pero me he cortado). El número de veces que me he cortado. El número de latidos del run run de mi corazón. El número de numeros que tiene mi teclado, nuestro número de usuario, el de la entrada del concierto, el número de serie del billete....
Pero sobre todos los números, hay uno que es mi favorito:
El número de veces que te he besado, y que siempre me sabe a poco.
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