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jueves, 23 de junio de 2011

De Mujeres

Siempre he creído, -y cada día más-, que si las mujeres gobernasen, no hubiésemos llegado a esta situación económica en la que nos encontramos.
De alguna manera, las considero mucho mejores administradoras que los hombres.
Sí;  los hombres seguramente también sabemos administrar lo económico muy bien, pero quizás nos fallan las preferencias, el egoísmo, la ambición...
Al menos, hay menos datos en cuestiones político-económicas, de mujeres imputadas, corruptas o encarceladas, por meter la mano en la caja.
Y como al final siempre queremos tirar de los datos, ahí queda eso.

También es cierto que a las mujeres, -es una sensación que tengo-, les importa más la parte humana. La sentimental. Tienen más en cuenta a los demás a la hora de tomar una decisión. Si quienes nos gobiernan aplicasen sólo un pequeño porcentaje del "sentimentalismo" que derrochan las féminas,  en sus decretos, quizás ahora no estaríamos reclamando una democracia real, y un estado de bienestar que sólo hemos tenido de forma virtual y en épocas de bonanza económica. Y me refiero a que un equipo de gobierno, tendria que estar formado por un 80% de mujeres como poco.

¿Y que me decís de lo laboral? En lo laboral, -y lo digo teniendo por jefa a una persona a la que le deseo una gastroenteritis perpetua, me encantaría, ver llegado el día, en el que la reforma del convenio que tenemos congelado desde hace casi 3 años, lo discutan única y exclusivamente mujeres. Tanto por parte de la patronal, como por parte de los curritos.
Por que estoy convencido que lo primero que se solucionaría seria el tema de la conciliación familiar-laboral, cuestiones de horarios, turnos, y cuestiones afines.
Y por supuesto,  se acabarían las diferencias sospechosas entre los sueldos cobrados desempeñando exactamente las mismas tareas en los mismos horarios con la misma antigüedad.  

Quizás el cambio que estamos pidiendo a gritos, tenga que hacerse desde mucho mas lejos de lo que tenemos en mente...

1 comentario:

  1. Bueno, no puedo estar más de acuerdo contigo, menos en una cosa: la jefa. Ahora tengo jefa y es un encanto, pero antes también tenía jefa y era la mayor hija de puta que me he echado a la cara, una mala persona, arribista, egoísta, envidiosa, mala compañera además de mala jefa... y absolutamente insolidaria con las de su sexo. De todo hay en la viña del señor. Prefiero un hombre malo a una mujer mala, te lo juro.

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