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sábado, 30 de octubre de 2010

De jefecillos de tres al cuarto.

Tengo un amigo que tiene un superior que es idiota.
Idiota hasta rozar lo delictivo, según me comenta.
De hecho, en las últimas 3 semanas, se ha venido quedando una media de 70 minutos (he dicho media, lo que supone añadidos de hasta 140 minutos), para que las tareas diarias estén al día.
Minutos que no le van a pagar a mayores, of course.
¿Y sabéis lo que le ha dicho su superior?
Pues "nadie te mando quedarte".
Yo hubiese preferido un simple "gracias", pero supongo que la gente llega a ser tan cínica, que roza lo absurdo.

Mi amigo hace casi 4 años que trabaja en su departamento, y, para más inri, su superior le acaba de colocar al lado, realizando las mismas tareas,  a un tío que al parecer es amigo de su superior, y que acaba de entrar en ese departamento.
Y ese "enchufado" ha entrado sin tener ni idea de como funcionan las cosas, y le ha encalomado el aprendizaje "del nuevo" a mi amigo. Como tiene poco trabajo...
Por supuesto, todos y cada uno de los errores que ese nuevo comete, pasan a ser propiedad de mi amigo, pues al parecer su superior protege al nuevo de una forma tan descarada que da vergüenza ajena.
Y el resto de los compañeros de departamento que llevan años esperando el puesto que ha pasado a ocupar el nuevo, tienen un cabreo del quince...
Encima, a mi amigo, su superior lo está amenazando una y otra vez con "degradarlo", y le regala frases del tipo "si hoy tuviese que prescindir de alguien (entre el nuevo y mi amigo), prescindiría de ti".
Claro, mi amigo dice: "osea, que llevo 4 años haciéndolo de puta madre, y este tío me amenaza con cambiarme por un colega de el que acaba de enchufar que lleva 3 semanas en el departamento, y que no se sabe ni las claves de los programas".
Y yo añado un soberano "que wevos".
Claro, durante toda la jornada laboral y la extra laboral no asalariada, el ambiente de trabajo os podéis imaginar como es.
Hasta el punto de ir un momentito al servicio a llorar de rabia, por darle demasiada vergüenza hacerlo ante los compañeros.
Un hombretón de cuarenta años llorando en un lavabo. Ese es el destino que nos dan empresas que tenemos a nuestro alrededor.

Pero no nos engañemos, las empresas funcionan así. Con enchufes, amenazas, moving, sobrecargas de trabajo, encalonamiento de errores ajenos...

Mi amigo llega todos los días a casa hecho polvo, pero en vez de deprimirse, se va cargando de ira laboral.
Ira laboral que sufren en silencio su mujer,sus hijos y sus amigos, a través de cambios de carácter, desgana para hacer cualquier otra cosa que no sea dormir todo el rato, pues, según dice, "mientras duermo, no pienso en mi trabajo", y sólo se levanta para comer, ir a su trabajo, volverse, nunca sabe exactamente cuando, cenar, y de nuevo dormir.
No deja de hablar de lo cabrones que pueden llegar a ser los jefes/as, y aunque le hemos sugerido que se pille una de esas recurrentes "bajas por depresión" o cualquier otra justificación como romperse una uña en el dedo del "enter", el está dispuesto a llegar hasta el final.
Cuenta con el apoyo de compañeros, tanto de su propio departamento como de departamentos ajenos, y eso le da mucho animo.
Salvo cuatro pelotillas trepas, nadie soporta al jefe que le está haciendo la vida imposible. Y eso aumenta el indice de aguante en varios puntos.


A mi, en mi trabajo me pasa algo similar.
Y según me dicen otros, es el pan de cada día en sus respectivas empresas.
Por eso estoy totalmente convencido de que no hay crisis, sino aprovechamiento por parte de las empresas de la crisis que ellas mismas han terminado por crear, con los continuos recortes en todo, menos en los sueldos de los directivos. Sobrecargan de trabajo a los pocos empleados que no han despedido. No es que halla menos trabajo, y por ende más gente en el paro. Es que el trabajo de los que están en el paro, ahora es realizado de forma "extra" por los que todavía no han sido despedidos.
Y claro, cualquiera dice "no". Por que les vas a hacer compañía a los que están en la calle...
Por eso hay que aguantar. Al menos hasta que revientes y salpiques, cuanto más lejos mejor.
La coherencia, la lógica y la razón, en lo privado laboral no están muy de moda.
Y encima no puedes contar ni con el apoyo de los sindicatos, pues no dejan de ser unos dictadores en potencia, pero a pequeña escala.
Así que, cada uno tiene que usar sus propios mecanismos de defensa.
Casi siempre terminan por ser, y si no al tiempo, amenazas, agresiones físicas hacia sus superiores y cosas que, en definitiva, no hacen más que justificar un despido que la empresa venia buscando y no sabia como aplicar.
Yo siempre digo en broma que un día de estos voy a ir a mi trabajo con un lanzallamas.
O no tan en broma...

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