Yo estoy convencido de que las cosas nunca ocurren por que sí.
Todo se basa en ese magnífico principio tan ignorado pero cientos de veces invocado como un simple "causa/efecto".
Todo lo que haces o no haces, todo lo que dices o te callas, todo lo que piensas o pasas por alto, va a tener un efecto, que puede ser inmediato, o retardado en el tiempo.
Pero tendrá su efecto.
Y dependiendo de si es un efecto positivo o no, se le dará el nombre de conclusión o consecuencia.
Y últimamente estoy rodeado de consecuencias, ajenas.
Por que todo lo que la gente que me rodea hace, omite, dice, calla, piensa o ignora, mas tarde o mas temprano termina por alcanzarme a mi también. En mayor o menor medida,pero me afecta.
Quizás tenga algo que ver la intencionalidad... aunque esta es la menor de mis preocupaciones, por que estoy plenamente convencido de que la vida todo lo equilibra. De que hay algo ahí que termina por poner a cada cosa en su lugar.
Lo que realmente me preocupa es el por qué de las cosas.
Es decir, cuando una persona hace algo con la intención de hacerte daño, es muy probable que sí, que alcance su objetivo. Aunque después, al cabo del tiempo le repercuta con creces y hasta pueda llegar a pedir disculpas, aunque el daño ya esté hecho.
Pero, ¿no seria más sencillo pararse a pensar lo que vas a hacer, antes de hacerlo?
La tontería más absurda, o la circunstancia que a priori pueda tener muy poca importancia, puede no ser tan insignificante.
Todos tenemos ya una edad para saber medir y calibrar las cosas; creo yo que no hay que traspasar determinadas lineas.
En cualquier caso, los damnificados no nos quedaremos llorando en un rincón. También tenemos nuestro orgullo y nuestro corazoncito.
Y el planear algo con tanta premeditacion (y posiblemente nocturnidad laboral), para hacer daño a alguien, quien se supone que consideras un amigo, mas que eso, un buen amigo, siempre trae malas consecuencias.
Y no me vale el pronto como excusa.
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